La noche de este domingo, De tú a tú, estrenó un nuevo capítulo, el que tuvo como invitado ni más ni menos que a Rodrigo Villegas, quien se confesó con Martín Cárcamo sobre todo tipo de temas, pasando por su vida personal a su exitosa carrera.
Y algo que no podían pasar por alto, es el tema de su papá, quien lamentablemente falleció a causa de un cáncer de pulmón. Recordándolo, el comediante relató que era «un hombre fuerte como un roble, que me apoyó siempre».
A modo de ejemplo, una vez de niño a Rodrigo Villegas se le ocurrió hacer un equipo de fútbol con sus amigos para un torneo local, y reclutó a su papá como entrenador. «Él se compró un jockey y un pito, nos entrenaba, hacía estrategias. Estuvimos cuatro meses trabajando. En el momento del primer partido yo estaba al arco, y a los seis minutos me habían metido 14 goles. Fue tan terrible que me puse a llorar y me escondí detrás del arco durante el partido».
El gran ejemplo que le dejó a Rodrigo Villegas
A los 5 años de luchar contra la enfermedad, tal vez sospechando que no le quedaba mucho tiempo, se decidió a terminar sus estudios. «La última enseñanza que me dejó es que uno puede hacer lo que sea en cualquier momento, nunca es tarde. Se inscribió para terminar la enseñanza media a los 64 años, cinco o seis meses antes de que se fuera».
«De verdad me sorprendió eso, lo encontré un tremendo ejemplo de superación. Iba un rato a clases, porque se ahogaba, pero iba. Eso me enseñó a mí que uno puede hacer lo que quiera, y el único que se pone trabas es uno mismo», recordó, emocionado, Rodrigo Villegas.
El fallecimiento de su padre lo sorprendió en plena transmisión en vivo de Morandé con Compañía. «Ese día lo llevaron a la clínica, porque ya no estaba respondiendo. Yo me fui enterando de su situación de a poco por celular. Hasta que llegó un momento en que mis hermanos me dijeron que fuera para allá. Alcancé a llegar, mi papá giró la cabeza y me vio, me esperó».
La imagen de su papá siguió acompañando al comediante por mucho tiempo más, incluso en su subconsciente. «Él se despidió en un sueño de mí. Yo no sé si estaba soñando o no, pero una noche entraron dos personas de blanco a mi pieza y me colocaron un paño en la cara, pero yo aún seguía viendo. Entraba mi papá, se sentaba al lado mío en la cama y conversábamos mucho rato. No me acuerdo bien de qué hablamos, pero se me quedó una frase: ‘¿Así que viniste a la casa de los frutos antes de venir para acá?’. Nunca he entendido qué significa».