La noche de este domingo se estrena un nuevo capítulo de ‘De tú a tú’, donde Martín Cárcamo conversará con Álvaro Rudolphy, quien se confesará sobre su vida personal y laboral y los cambios que ha tenido en el último tiempo, especialmente con relación a su carrera.
«Dejé las teleseries y empecé a entrar en una etapa de despojarme. Hay que alivianar la mochila para el viaje. Siento que terminé una etapa en mi vida, un estilo de vida que se cerró o se está cerrando. Empiezas a tener que decidir por qué preocuparte, qué es lo realmente importante, y eso es la familia, la mujer, los hijos, y lo material empieza a estorbarte», reflexionará.
En torno a su vida personal, en que durante décadas era un soltero empedernido, el actor declarará que «yo era como el que llevaba la bandera de lucha de los que no nos íbamos a casar ni a tener hijos. Tenía casi un grupo de seguidores y unos argumentos que ya se me olvidaron, pero eran sólidos. Desarrollé muchas teorías, le di muchas vueltas en la cabeza».
Junto con lo que Álvaro Rudolphy agregó que «la visión que tenía de los niños era espantosa, eran como unos monstruos horrendos que te invaden la vida, el espacio, la libertad. Y ahora los amo (…) Me veía a los 70 años en una Harley con bota vaquera, chaqueta de cuero, operado entero, con melena por Miami. Y después estaba ahí con la mamadera, limpiando».
El gran cambio de Álvaro Rudolphy
El cambio fue paulatino y se inició cuando conoció a la periodista Catalina Comandari, su esposa desde 2008, a quien vio por primera vez por casualidad en un bar. «La vi pasar y dije ‘Aquí voy, otra presa’. Y fue al revés. Insistí y ella se fue con su amiga. Después me la volví a topar en Bellavista y, tras mucho pedírselo, al final me dio el teléfono. La llamé y en esa época yo tenía teléfono privado, y me dijo ‘¿Qué w… puede tener teléfono privado?’. Y desde ahí no me ha dado respiro», confesará.
«La personalidad de ella me hizo un click donde dije ‘Esta es la persona para armar un cuento en común, una familia’, que es algo que no me había planteado nunca. Es más, cuando la conocí le dije varias veces ‘Yo no me voy a casar’, y le tiré las teorías. Después me casé y le dije ‘Ya, pero no voy a tener hijos’, y más teorías. Y ya llevo dos. O sea, las teorías valen hongo», señala Álvaro Rudolphy.
«Yo creo que en ese momento me pasó que me aburrí de andar arriba de la pelota, me cansé. Algo me pasó internamente y dije ‘Suficiente’. Mis teorías no se sustentaban, eran teorías no más. Estaban muy bien hechas, súper bien redactadas, pero no tenían carne, yo mismo me di cuenta de eso y que no me resonaban. Entonces me empecé a dejar llevar por la vida, a soltar», confidenciará.