La noche de este domingo se emitió un nuevo capítulo de ‘De tú a tú’, donde Priscilla Vargas estuvo invitada. Espacio en el que se confesó sobre detalles de su vida íntima, además de confesarse sobre episodios de su carrera televisiva.
Y sin duda, lo que más sorprendió de su entrevista, es cuando reveló los difíciles momentos que vivió cuando recién estaba empezando como periodista; pues fue víctima de feas discriminaciones, solo por el hecho de venir desde San Bernardo y su nombre.
Resulta que la primera vez que postuló a un trabajo en televisión le preguntaron, «Hola Priscilla, ¿cómo está San Bernardo?». De acuerdo a lo que comentó, esta se convirtió en la salida de la burbuja, porque pensó que si ella viviera en Providencia o en Vitacura, no le preguntarían «¿cómo está Providencia?, o ¿cómo está Vitacura?».
Tras esto, Priscilla Vargas reveló que ya estando en Mega, «en algún minuto me crucé con personas que me la pusieron más difícil… en algún minuto yo le pregunto al productor porque yo no puedo salir a hacer móvil… y me dice ‘lo que pasa es que no te quieren porque te llamas Priscilla’. A él le dio mucha vergüenza decírmelo».
«Días después escucho que dice ‘no, pero cómo la vas a mandar a móvil, se llama Priscilla Vargas’, y yo me acuerdo que me voy y me estacioné en una calle para llorar y yo decía qué raro que esté llorando porque me llamo Priscilla Vargas» afirmando que esos primeros años fueron muy duros.
Con relación a esto, señaló: «Qué ‘heavy’ porque voy a tener que demostrar siempre más que el resto. Yo vivía en Gran Avenida y nunca llegué tarde, nunca falté al trabajo, siempre andaba bien vestida… porque si había una oportunidad para hacer móvil, yo siempre estuve lista».
Priscilla Vargas no se dio por vencida
Priscilla siente que le ganó a esa adversidad y cuando ve a gente manifestándose en la calle porque este país es clasista o porque unos pocos tienen oportunidad por ser privilegiados, reflexionó diciendo, «tienen toda la razón y todavía es así, porque no se miden las capacidades a las personas en este país y, sobre todo en Santiago, es mucho más difícil». Sin embargo, recalca y valora que en vez de haber renunciado, insistió, hasta que llegó el momento que su nombre no era importante, pues tenía las capacidades.