Por estos días Naya Fácil es una de las influencers más populares de nuestro país. La joven, que es dueña de varias cuentas de Instagram, supera los 500 mil seguidores en cada una de ellas, donde siempre comparte registros de su día a día y todas sus actividades.
Aunque la chiquilla no se hizo conocida de esta forma en redes sociales, sino que varios años atrás, cuando ya ocupaba el seudónimo, se filtraron una serie de videos de índole sexual, los cuales vendía online y que hasta el día de hoy siguen circulando.
Es en este contexto que durante una entrevista con el portal Pousta, Naya Fácil recordó su tiempo como trabajadora sexual, revelando que «la gente no sabe la historia que hay detrás de esto, pero con esa plata ayudé a mi mamá a pagar el arriendo. Si no lo hacíamos nos quedábamos en la calle. Era nuestra única salida».
Naya Fácil y su complejo pasado
Tras esto, la joven recordó el difícil momento en el que le confesó a su madre a lo que se dedicaba. «Lloró muchísimo. Se decepcionó, me quería pegar. Pero yo le dije ya cuando estaba generando dinero en eventos, cuando me había retirado del trabajo sexual, pero los videos seguían circulando».
«Me preguntó que por qué había tomado ese camino fácil, pero el trabajo sexual no es fácil. Te utilizan. Llega un hombre, te paga un servicio y se siente con el derecho de tratarte como quiere. A veces con agresiones o maltrato psicológico» continuó Naya Fácil.
«Llega mucha morbosidad, uno ve cosas que no se puede ni imaginar. Muchas veces rechacé a hombres con fetiches enfermos, que querían pagarme 300 mil pesos por sólo tener una conversación donde yo actuara de niña chica» aseguró.
Por otro lado, Naya Fácil reveló que siempre trabajó sola, ya que no confiaba en nadie. «Mi mamá y mi hermana pensaban que yo siempre estaba en al casa, pero yo salía a trabajar y en un cuaderno había dejado escrito algo que decía ‘si me pasa algo, yo me dedicaba al trabajo sexual’ porque sabía que podía no volver. Que era peligroso».
Finalmente, la chiquilla confesó que solo volvería a ejercer en caso de extrema necesidad. «Es un trabajo que te minoriza mucho. Te hacen sentir que sólo sirves para eso. Hay hombres que te dicen ‘así nadie te va a querer’, por eso no he tenido una pareja seria nunca».
«Uno atiende tantos hombres en la vida y uno empieza a creer que son todos así. Cuando conozco a algunos me doy cuenta de que son del mismo tipo que mis clientes. Nunca he conocido a un hombre que me invite a un café o a salir a caminar» cerró.