Durante su participación en ‘Sigamos de largo’, Pancho Saavedra comentó el gran cariño que le tiene a su familia, sobretodo a su abuela materna, lo que le llevó a comentar uno de los episodios más complicados que ha pasado en su vida.
«Yo recuerdo que me metí tres meses en la cocaína, fueron tres meses, no tan intensos pero estaba metido» comenzó el relato del rostro de Canal 13.
Junto con esto, Pancho recordó que su adicción a las drogas surgió luego de que llegara a estudiar a Santiago y se enfrentara a problemas de autoestima. «Yo venía buscando la aceptación de la gente, el querer venir a buscar amistades, me acuerdo latente que había entrado al IACC y sentí mucho bullying por parte de mis compañeros» señaló.
Siguiendo por esa línea, comentó que el consumo de cocaína era prácticamente semanal y que gracias a su familia logró dejarlo atrás. «Si hubiese seguido por ese camino no estaría contando esta historia hoy día. Era dos veces a la semana, los fines de semana, carrete. Una prima mía me pilló y mi mamá tenía llaves de la casa, un día llegó, revisó todo y me pilló».
También te puede interesar: Grupo chileno le dedicó su propia cumbia a Pancho Saavedra
Luego de que lo descubrieran, los papás de Pancho lo llevaron de un ala a un centro de rehabilitación, pero luego de ver que el tratamiento costaba cerca de 10 millones de pesos y que su papá debería vender su camioneta para costearlo, el animador se juró que nunca más volvería a consumir.
«Yo me dije a mí mismo, todo esto porque el tonto hueón anda volando dentro de un canasto. ¿Voy a hacer perder a mi papá su capital de trabajo? Te juro que en dos segundos le dije, no. Por favor no, porque me va a hacer peor verte hacer esto» comentó.
Para cerrar, Pancho dio una reflexión: «La coca es una mierda, destruye vidas, familias, es lo peor, por algo le dicen la caspa del diablo. Te hace mal a tu organismo y para los jóvenes que van llegando y se tienen que validar, tienen que buscar validación en ustedes (…) La droga es una porquería, la otra vez dije no voy a contar la historia, pero ahora lo digo con orgullo».