Este sábado 4 de enero fue más que especial para Jordi Castell y su pareja Juan Pablo Montt. Los tortolitos que ya llevan tres años de relación, por fin firmaron su Acuerdo de Unión Civil con una íntima y relajada ceremonia en su departamento.
«Me opuse a realizar algo heteronormado, con las mujeres vestidas como si fueran a una gala de ópera en París y con los hombres de etiqueta. Por eso le dije a Juan Pablo ‘olvídate de un gran salón de eventos, del DJ, de todo lo que tenga que ver con ostentar o parecer lo que no somos'», contó Jordi en conversación con Las Últimas Noticias.
De acuerdo a lo que contó el animador del extinto ‘Primer Plano’, la parte más emotiva del encuentro, fue la participación de dos sobrinas de Juan Pablo. La más pequeña, Rosario (7), llevó las argollas en una caja que perteneció a su bisabuela, mientras que la más grande, Elisa, leyó un discurso escrito por ella.
“Eso fue emocionante, lindo. Me dijo que estaba feliz de que me integrara a su familia. Me desarmó emocionalmente, porque yo con ellas tengo una bonita relación desde siempre. Y su participación fue lo mejor para coronar esto”, relató.
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Pero eso no fue todo, ya que Jordi fue sorprendido por sus tres mejores amigos que viven en el extranjero, quienes llegaron a visitarlo en este día especial.
«Les mandé el parte como para hacerlos partícipe, pero tenía la convicción de que no iban a llegar. Pero llegaron. Viajaron. Uno de Ginebra, el otro de Barcelona y el otro de Lima. Todavía no logro entender tanto amor, tanto cariño», dijo.
Al preguntarle si siempre quiso una ceremonia sencilla, Jordi comentó que cuando comenzaron a buscar lugares para firmar el Acuerdo de Unión Civil, se dieron cuenta de que implicaba una gran cantidad de dinero, y optaron por hacer algo más íntimo.
“La suma era un viaje para los dos. Un viaje largo, al Sudeste Asiático, a la Toscana. Así que decidimos que no. Preferimos invertir esa plata en un viaje y hacer una cosa chica en la casa”, detalló.
Por último, Jordi señaló que: «Yo tenía urgencia de firmar esto porque el día de mañana me pasa algo, no quiero que Juan Pablo quede desprotegido. O que otros se queden con lo que hemos construido. Nunca quise algo ostentoso, pero sí quería algo simple. Y terminó igual en un gran festejo».