Richard Huckle, el mayor pederasta británico del que se tiene registro, que abusó de 200 bebés y niños de Malasia, fue asesinado en la cárcel. El domingo fue encontrado muerto en su celda, en Full Sutton en North Yorkshire, una prisión de máxima seguridad donde cumplía cadena perpetua desde que fue condenado en 2016, cuando tenía 30 años.
El sujeto fue encerrado de por vida tras admitir 71 delitos «sin precedentes y excepcionales» contra niños de entre seis meses y 12 años, de 2006 a 2014, delitos que grabó en video y cuyo material compartió en internet.
Un portavoz del Servicio Penitenciario aseguró que «el prisionero de HMP Full Sutton Richard Huckle murió el 13 de octubre. Sería inapropiado hacer más comentarios mientras se lleva a cabo una investigación policial», recoge The Guardian.
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Huckle se hizo pasar por profesor de inglés y filántropo en comunidades cristianas pobres en Kuala Lumpur. Algunos de los 23 niños identificados en los cargos fueron abusados durante años, incluido uno desde los tres años hasta los diez.
Su catálogo de abusos se remontaba a cuando tenía 19 años. Según el proceso judicial, el condenado se presentaba como cristiano practicante y visitó Malasia por primera vez al acabar el colegio secundario para enseñar inglés.
Los responsables de la investigación hallaron más de 20.000 fotografías y videos de los abusos que practicaba Huckle a los menores, que fueron después compartidos con pederastas en todo el mundo a través de sitios dedicados a esta aberrante práctica.
En la prisión donde el pederasta fue asesinado, también hallaron muerto en 2011 al asesino de niños Colin Hatch. Fue estrangulado con ligaduras arrancadas de las sábanas de la prisión. Su asesino, Damien Fowkes, de 36 años, fue condenado por homicidio involuntario.