Elena Struthers-Gardner, una mujer británica de 60 años, solía utilizar pajitas de metal para beber agua y jugo de su jarra. Lamentablemente, sufrió un accidente en noviembre de 2018 mientras hacía uso de uno de estos accesorios: se cayó sobre la jarra y se clavó el sorbete, con tan mala fortuna que le atravesó el ojo y se le introdujo en el cerebro.
En su juventud la mujer había sufrido un accidente practicando equitación y eso le provocó problemas de movilidad a lo largo de su vida. De hecho, era propensa a sufrir desmayos y caídas de manera más o menos habitual: «Fui a la puerta de la cocina y pude ver a Lena tendida en la puerta, entre el estudio y la cocina», contó Mandy, esposa de la fallecida.
«Estaba haciendo sonidos poco habituales como de gorgoteo. Su vaso de cristal estaba en el suelo aún intacto y la pajita permanecía en el frasco. Noté que la tenía fijada a la cabeza. Llamé a emergencias y pedí una ambulancia», relató.
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Los médicos del Hospital General de Southampton, en el sur de Inglaterra, no pudieron hacer nada por salvar la vida de Elena, que murió al día siguiente debido a las importantes lesiones cerebrales sufridas en el accidente, recoge El Confidencial.
Brendan Allen, forense del caso, confirmó que la muerte había sido accidental, pero desde entonces se dedica a advertir sobre los peligros que pueden aparecer por el uso de pajitas de metal: «Si alguien cae sobre una y tiene la mala suerte de que apunta en la dirección incorrecta, pueden producirse lesiones graves», explicó.
Allen entregó un importante consejo para evitar este tipo de accidentes: «Estas pajitas de metal no deben usarse con ninguna tapa que las mantenga en su lugar. Parece que el principal problema aquí es que si la tapa no hubiera estado en su lugar, la pajita se habría movido».