Todavía quedan varios cabos sueltos en la investigación sobre la muerte de Cangri y con la información que sigue saliendo diariamente se complica cada vez más. Especialmente ahora que uno de los sospechosos de los acontecimientos de ese día diera su propia versión de los hechos.
Pues resulta que durante la mañana del viernes habló con «Mucho Gusto» Narciso Villca Esquivel, más conocido por Lulo, quien se presume iba manejando la camioneta donde viajaba Cangri junto a Germán Gundián y Sebastián Cornejo en el momento que fueron abandonados en el desierto.
El boliviano relató que ese 24 de febrero se encontraba en el norte buscando trabajo, pero al no encontrarlo decidió regresar. Allí llamó a Alex Díaz, quien frecuentemente viaja al país vecino. Momento en el cual habría aceptado trasladarse junto a los chilenos.
«Me subí al auto, pero yo pensé que de verdad estábamos saliendo a Bolivia, nunca me imaginé que íbamos por un paso no habilitado» señaló Lulo. Además contó que junto a ellos viajaba un hombre robusto de polerón, quien sería el hermano de Alexis. «En último momento decidió subirlo».
Durante el viaje, Villca señaló que Leiva y sus acompañantes hablaban de tráfico de drogas, armas, contrabando, junto con la internación de vehículos robados. «Decían que ellos trabajaban desde hace mucho tiempo en eso» comentó.
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Y agregó: «Sebastián Cangri empezó a fumar marihuana, por eso el otro (Cornejo) tomó el volante (…) Después salimos al cruce donde se entra a la población ex aduana (…) El camino no era el adecuado para salía, era un paso no habilitado».
Más tarde dijo que la camioneta se desbarrancó y que entre todos debieron sacarla. «Después salimos a una pampa y ahí había una camioneta volcada. Aproximadamente 100 metros más allá, Gundián pidió que detuvieran el auto para orinar».
Ese sería el momento en que Díaz habría sacado una pistola para apuntar a los pasajeros. «Me dice: ‘Tú no, tú no puedes bajarte’. No dispara, solo les apunta. El famoso (Cangri) bajó rápidamente del auto igual que el otro» comentó sobre el abandono de los chilenos.
Posteriormente comentó que Díaz le puso un arma en la cabeza y lo obligó a manejar el auto: «Sentí temor, mucho temor, estaba en shock (…) Seguimos manejando y él venía urgueteando las mochilas».
Finalmente Lulo contó que habría sido amenazado para que no revelara su testimonio. «Quiero que de una vez se compruebe que yo no tengo nada que ocultar. Quiero decirles que lo siento, yo no soy culpable de lo que pasó».