Hace algunos meses y durante diecisiete días los ojos del mundo estuvieron puestos en Tailandia, país donde un grupo de niños quedó atrapado dentro de una cueva tras salir de excursión con un profesor. Y aunque el panorama en algún momento se vio completamente oscuro, los brocacochis lograron salir sanos y salvos para reencontrarse con sus seres queridos. Hoy, los chiquillos volvieron a hacer noticia porque se supo que nunca salieron buceando.
Resulta que los «Jabalíes Salvajes» que pasaron un buen tiempo sin comer y dormir bien, se encontraban muy débiles a la hora de ser rescatados, razón que llevó a la opción de bucear ser descartada porque podían cansarse en el camino y muchos no sabían hacerlo. Fue así como el grupo de rescate pidió una autorización algo arriesgada a las autoridades para poder salvarlos sin correr ningún tipo de riesgo, ya que su vida era lo más importante en ese momento.
Luego de meditarlo, llegaron a la conclusión de que la única manera de rescatarlos era sedarlos: «Fue un cóctel de pastillas que le dieron para dormirlos, calmarlos y reducir la cantidad de saliva para evitar un ahogamiento de este tipo. Les pusieron las mangueras con oxígeno pegadas en su boca y selladas con silicona, además del buzo que cargó a cada uno de ellos», señaló el médico Richard Harris al libro que reveló la verdad The Cave.
Para que eso se llevara a cabo, los rescatistas probaron el método en tres personas del mismo peso y tamaño que los niños en una piscina. Cuando vieron que daba resultados, pidieron el permiso y lo hicieron.
Cabe mencionar que en ese entonces el grupo a cargo decidió mentirle al mundo para tomar precauciones y se les negara seguir con sus actividades: «Hicieron todo lo correcto para que podamos rescatarlos. Nunca vi un gemido o una lágrima en el ojo. Eran jóvenes muy tranquilos, fuertes y decididos».