César Blanco es un chiquillo de veinte años originario de Venezuela y falleció el 10 de diciembre tras recibir varios disparos en un barrio de Cali, Colombia, país donde vivía junto a su familia. Y a la fecha, lleva once días siendo velado ya que su sus seres queridos se niegan a enterrarlo porque esperan a que recusite.
Todo esto, porque su papá asegura que recibieron un mensaje divino, una prueba de fe que les puso Dios, asegurándoles que el joven volverá a la vida para hacer grandes cosas: «Como siempre, los cristianos hacemos un culto, pero en esto el Señor nos dijo que va a hacer algo mayor, que va a levantar al muchacho porque se va a glorificar acá, va a hacer algo tremendo acá en este sector», dijo.
Pero más allá de la fe que tienen en que el milagro ocurra, la situación ha sacado canas verdes en los vecinos, quienes hicieron llegar sus quejas hasta la alcaldía de la comuna, pidiendo la inhumación del cadáver por motivos de salud pública.
«Las condiciones en la que se encuentra no cumplen con los protocolos de conservación de cadáveres y se convierte en un potencial riesgo para la salud de la comunidad (…) intentaremos nuevamente concertar con la familia para que lo entierren de manera voluntaria», explicó el secretario de Salud de Cali, Nelson Sinisterra.