Domingo Vega, más conocido como Américo, es sin duda uno de los artistas chilenos más reconocidos del último tiempo. Sin embargo, su vida no ha sido solo luces y fama, así al menos lo revela «Yo soy Américo», libro del periodista Mauricio Jürgensen.
En las páginas, el público y los fans podrán conocer más de la historia privada del ariqueño y varios problemas que ha debido enfrentar para llegar hasta donde está hoy. Situaciones que van desde problemas con el alcohol hasta un intento de suicidio.
Esto último, pasó cuando el dueño de «A llorar a otra parte» tenía 18 años, ya que en ese entonces llevaba una complicada relación con una polola, que terminaba cada vez que tenían algún problema.
En los primeros meses de 1995, en uno de esos quiebres amorosos, el artista fue hasta una farmacia donde compró una caja de Bromazepam. Al llegar a su casa del colegio, se tomó 30 pastillas quedando inconsciente. Más tarde, su mamá lo encontró tendido en su cama y con uniforme. Al ver que no reaccionaba, lo llevó de urgencias hasta el hospital Juan Noé en Arica, donde le hicieron un lavado de estómago para después derivarlo a psiquiatría.
Ahí fue encadenado a la cama y se le prohibieron las visitas. Esa experiencia quedó marcada en la memoria del cantante. Al recibir el alta comenzó a trabajar junto a su padre Melvin, quien era cantante y tenía una banda.
Pero los problemas para el cantante nacional no quedaron ahí, porque en 2014, cuando el éxito y la fama ya habían tocado a su puerta, debió lidiar con sus problemas de alcohol. Aunque en un comienzo era solo visto como un “recreo”, un año después las cosas se salieron de control al punto que pasó tres días encerrado en su casa bebiendo.
Fue ahí que su mánager le aconsejó internarse en una exclusiva clínica de rehabilitación en Argentina y aunque en un primer momento Américo rechazó la idea, finalmente aceptó. Pero hoy, todo eso es cosa del pasado y la carrera de Américo va en constante asenso. Por su parte, su biografía “Yo soy Américo” será lanzada el 12 de junio en el GAM.