A los 15 años se enamoró de una chiquilla, se hizo amigo del hermano para acercarse. Pero ella no lo pescaba ni en bajada. Un día la joven se fue a vivir al sur con su familia, pero antes se despidió de él.
Pasaron 30 años y se volvieron a encontrar, y él se convirtió en su ángel. La moraleja: nunca hay que perder la esperanza.