Marcelo nunca olvidará lo que pasó cuando tenía 29 años. Estaba trabajando en el norte, en un pueblo chico. Allá se hizo un amigo, quien le ofreció frutas de su parcela, pero un año después le ofreció algo más.. a su esposa «Lola».
Un día Marcelo fue a buscar las frutas donde su amigo, pero primero abrió la puerta la esposa. Una mujer muy linda, de piel blanca, ojos y pelo claro. A los días siguientes la veía pasar al frente de su casa y cada vez que la quería saludar ella ni lo miraba.
Pasó un año, ya casi no hablaba con su amigo, pero una tarde se los encontró camino a su casa. El hombre venía pasado de copas, bien pasado, y no hizo nada mejor que «ofrecerle» su esposa a Marcelo.
Se fueron a la casa, donde pasó de todo, pero cuando empezaron el grado 3, entró su amiguito a la pieza y «Lola» le decía cosas para que se las trasmitiera a Marcelo. El hombre no dijo nada ni reclamo por lo que estaba pasando y se quedó dormido. La historia se repitió durante varios meses, pero la mujer nunca le dirigió la palabra, hasta que un día Marcelo terminó todo.