Así es, mientras los chiquillos soltaban los millones, ella se bajaba el vestido, hacía que le agarraran bien agarrado, e incluso les ponía las caras entre las pechugas.
Según distintos medios, esto se trataría de una tradición oriental, en el que todos colaboran pa que tengan una súper luna de miel, a cambio de un minuto feliz.
¿Qué les parece? El novio podría dejarse manosear por unos billetitos.